Cecilia García Díaz nació en Alicante, en una casa llena de libros. Cuando tenía seis años, con letra gigante escribió ‘La isla azul y rosa’, y ya nunca dejaría de garabatear pequeñas historias y cuentos. Todavía conserva una edición para niños de ‘Alicia en el país de las maravillas’ que le regalaron sus padres, y uno de los mejores recuerdos de su infancia fue leer ‘Momo’ y ‘La historia interminable’. Poco después llegaría Edgar Allan Poe y las antologías de cuentos góticos, una pasión que su padre se encargaría de nutrir.
Un verano devoró ‘It’ mientras planeaba estudiar periodismo, y continuó soñando con escribir, aunque todo lo que hacía le parecía malo. Mientras tanto, siguió leyendo lo que caía en sus manos deseando, algún día, dar forma a un libro. Cuando estaba embarazada terminó de escribir ‘Araneida, la fortaleza de los deseos’, una novela donde se combinan todas sus pasiones y obsesiones de la infancia, y que aúna fantasía y terror.
‘Araneida, la fortaleza de los deseos’
¿Pueden los deseos llegar a convertirse en obsesiones? ¿Hasta qué punto aquello que anhelamos puede convertirse en nuestra ruina moral y personal? Estas son las cuestiones que vertebran ‘Araneida, la fortaleza de los deseos’, una novela fantástica que reflexiona sobre lo que necesita el ser humano para ser feliz.
A través de la búsqueda de Ulsur, un muchacho que fue entregado por su madre a la bruja Calema cuando era un bebé a cambio de conocer el camino de Araneida, la historia ahonda en cuestiones como las relaciones paterno-filiales, la amistad, el amor, la confianza, los remordimientos y la soledad.
‘Araneida, la fortaleza de los deseos’, aunque es esencialmente una novela de fantasía, posee elementos de ciencia ficción y terror. Los mundos paralelos del Borde, viajes en el tiempo, cementerios, mausoleos con entradas secretas, reyes, príncipes y brujas cambiantes se combinan en una historia que, al mismo tiempo, son muchas. Un conjunto de narraciones cuyo nexo de unión es la vida de Ulsur, el protagonista.